La Cridà de este año ha sido sin lugar a dudas una de las que más expectación había despertado en los últimos años. Después de 24 años de ver a Rita en las Torres de Serranos junto a la Fallera Mayor y tras el esperpento del “caloret” del año pasado, habían ganas por saber que Joan Ribó nos encontraríamos. ¿El alcalde dogmatico y transgresor de las reinas magas? ¿O el Ribo pausado y dialogante de antes de las elecciones?
No se había visto nada igual desde las históricas Cridàs de la Batalla de Valencia cuando Perez Casado era abucheado por un pueblo en pie de guerra por la defensa de sus símbolos. En aquella época se celebraba en una abarrotada plaza dels Furs que pitaba cada palabra del alcalde catalanista, en un acto que llego a convertirse en todo un símbolo de la resistencia frente al catalanismo representado por unas autoridades del momento arrodilladas ante la voluntad catalana.
Después vendrían los años de vino y rosas de un PP especialista en sacar rédito electoral a su valencianismo vacío de contenido que encontraba en la Cridà un escaparate perfecto donde envolverse con la señera, llorar con los acordes del himno regional y venderse como los únicos defensores de la valencianía. Un engaño que se repitió año tras año hasta que la corrupción lo hizo imposible, desalojándolos del gobierno municipal y autonómico. No importaba si Rita hablaba en castellano, ni que las falleras mayores dejasen escapar palabras del catalán que les habían enseñado en el colegio. Los falleros estaban con Rita.
Los que pronosticábamos una Cridà 2016 altamente catalanizada, nos equivocamos. No contamos con la sibilina manera que tienen los actuales miembros del tripartito de ir catalanizando gota a gota, sin dejarnos sentir la necesidad de abrir el paraguas. Después de la polémica del llibret y el enfrentamiento con la asamblea de presidentes, entendieron que no era el momento de buscar más confrontaciones con el mundo fallero y nos brindaron un acto que, exceptuando algún “aquesta” y algun “gaudir”, firmaría el mismísimo GAV.
La puesta en escena habrá podido gustar más o menos. La sobre utilización de las Torres de Serrano como pantalla de un audiovisual demasiado extenso y que tal vez ha ensombrecido la majestuosidad de este emblemático monumento. Los inoportunos selfies de los escoltas de Ribo mientras hablaba la Fallera Mayor. El himno sin letra dificultando que muchos asistentes lo pudiesen seguir (entre ellos Ribo y Puig). Quedaran como meras anécdotas en un conjunto muy bien cuidado.
No ha faltado ni las referencias a la Lengua Valenciana por parte de la Fallera Mayor, ni la Real Señera presidiendo todo el acto. Y es precisamente esta falta de detalles catalanizadores lo que debe hacer que no nos fiemos. Desde Pere Fuset para abajo, todos sabemos lo que los actuales responsables de Junta Central Fallera piensan al respecto. Que este año aún no se hayan atrevido a sustituir la Señera por la “márfega” catalana, ha hacer el discurso de la Cridà en perfecto catalán y a cerrar el acto con la Muixaranga en lugar del Himno Regional. No quiere decir que no esté entre sus planes. Tiempo al tiempo.
El mundo fallero que tanto hizo para que la Real Señera este hoy presidiendo todos los actos, haría bien en no bajar la guardia. Aprovechando la traición del decano de la RACV y su entreguismo en brazos de la AVL, voces autorizadas del catalanismo ya se han apresurado en pedir una revisión de los símbolos valencianos (lengua, denominación, bandera, himno,,, ). Seguramente no se atreverán a prohibir la Ofrena a la Mare de Deu. Pero aparte de esto, estemos atentos a todas las demás decisiones a partir de ahora. Mientras los falleros regresaban a sus casales después de la Cridà, el tripartito ya habrá empezado a trazar su plan maestro para la definitiva catalanización de nuestra fiesta más internacional.
MANUEL LATORRE CASTILLO
(EX President del GAV)
FUENTE.LAS NOTICIAS DE JAVIER MESA
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